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Pronunciamiento del BID, Banco Mundial, UNESCO y UNICEF en el Día Mundial de la Educación

Al conmemorarse el Día Mundial de la Educación, hacemos un llamado a los decisores políticos de Perú, al sector privado y a la opinión pública para convertir el retorno a las clases presenciales en la oportunidad de saldar la deuda histórica con la educación.

Perú es un país de profundas brechas sociales que solo podrán cerrarse si todos los niños, niñas y adolescentes tienen acceso a educación de calidad. Mientras eso no suceda, las inequidades que ha remarcado la pandemia por COVID -19 se seguirán acentuando, y el anhelo de un país con desarrollo social y económico será difícil de cumplir.

El compromiso de las autoridades educativas, docentes, madres y padres de familia y los propios escolares ha permitido que el retorno a las aulas se haga realidad en el 99,4% de escuelas. Importante señalar que persiste el modelo semipresencial en el 50% de las instituciones educativas urbanas; es decir, al menos 3 millones de niños y niñas siguen sin asistir plenamente a las aulas debido a que se mantiene la exigencia de mantener el distanciamiento físico de 1 metro, medida que limita el aforo de los colegios.

Este esperado regreso no debería significar volver al modelo educativo pre-pandemia que, si bien tenía importantes avances en cobertura y empezaba a mejorar en logros de aprendizaje, estaba muy lejos de ser el que las niñas, niños, adolescentes, y el país, merecen.

La Educación, como lo señalan la Convención sobre los Derechos del Niño y el Marco de Acción de Dakar: Educación para todos, debe encaminarse a desarrollar la personalidad, aptitudes y capacidades mentales y físicas hasta el máximo de las posibilidades de cada persona. Para lograrlo se requiere de docentes capacitados, escuelas con infraestructura adecuada y equipadas acorde con los avances de la ciencia y la tecnología.

Los dos años de educación a distancia evidenciaron la brecha digital de docentes y estudiantes. Asimismo, el debate sobre el retorno recordó que desde hace varios años la infraestructura, el mobiliario y en general el equipamiento de los centros educativos no cumplen con los requisitos mínimos para contribuir a la educación de calidad que niños, niñas y adolescentes necesitan y a la que tienen derecho. En el 2018 el Censo Escolar advertía que solo 1 de cada 5 locales educativos contaban con aulas en buen estado.

En Perú hay más de 8 millones de niñas, niños y adolescentes en edad escolar. 150 mil de ellos y ellas tienen alguna discapacidad, pero solo 83 mil están en el sistema educativo. Asimismo, se estima que 700 mil estudiantes han dejado las aulas o están en riesgo de abandonar sus estudios debido a la situación de pobreza de sus familias y a otros efectos relacionados a la pandemia.

El modelo educativo que los escolares de hoy, nativos digitales del siglo XXI requieren, solo será posible si hacemos un pacto social por la educación que convoque al Estado, familias, comunidades educativas, sector privado, colectivos de la sociedad civil, iglesias, organizaciones no gubernamentales y políticas con el objetivo común de convertir a cada escuela del país en el espacio en el que chicas y chicos desarrollen todas las competencias necesarias para hacer realidad su proyecto de vida y contribuir al bienestar de sus familias, y el desarrollo del país.

No hay tiempo que perder, niñas, niños y adolescentes necesitan de nuestro compromiso y acción.